Una gran tormenta invernal que ascendió desde las Carolinas hacia Maine cubrió el jueves la costa atlántica de Estados Unidos de nieve y trajo consigo vientos que posiblemente provocarán una caída récord de la temperatura, donde en varias partes del país está en -37 grados.
La tormenta, con una potencia de viento comparable a la de un ciclón, amenaza con dejar hasta 30 centímetros de nieve en algunas partes de Nueva York, Nueva Jersey y la región de Nueva Inglaterra, zona en la que se espera que se den las condiciones más extremas en las próximas 48 horas, cuando se producirá un descenso aún mayor de las temperaturas por la bajada desde el norte de una corriente polar ártica, que unida al viento hará que la sensación térmica pueda marcar mínimos históricos.
Ciclón bomba o bomba meteorológica es el término no oficial de lo que normalmente se conoce como ciclogénesis explosiva, y esto se produce cuando la presión central de un sistema de baja presión desciende al menos 24 milibares en un período de 24 horas y provoca como resultado que se desarrollen vientos violentos dentro del sistema, los cuales llegan hasta 95 km/h, y son lo suficientemente poderosos como para derribar árboles y causar daños estructurales. La formación de este potente frente puede traer consigo un tiempo muy inestable en forma de nevadas y heladas generalizadas.
Este fenómeno tiene lugar casi siempre en invierno, y ocurre por lo general sobre el mar, cerca de corrientes oceánicas cálidas como, por ejemplo, la corriente del Golfo.
Su violencia depende de la presión del aire: cuanto más baja, más poderosa será la tormenta.
Es decir, además de traer vientos fuertes, el ciclón bomba trae también un aumento de las precipitaciones.
Como su alcance es mayor, puede incorporar más aire frío (del norte de Canadá), así como también más aire cálido desde el sur.
Este fenómeno se produce en el hemisferio norte a razón de 10 al año y se les conoce como “huracanes de nieve” o “huracanes de invierno”.