Un nuevo motín volvió a poner en evidencia el descontrol y el autogobierno de los centros penitenciarios de Nuevo León. El saldo: 16 reos muertos.
Este martes se registró, en poco más de medio año, el segundo motín en el penal de Cadereyta, donde tres custodios fueron tomados como rehenes.
La rebelión de presos supuestamente obedeció a un presunto rechazo al nombramiento de un director.
Por 17 horas, grupos de internos se enfrentaron y en la trifulca tomaron a custodios como rehenes y controlaron áreas estratégicas de la cárcel.
El Gobierno estatal contuvo el motín usando la fuerza letal.
El reporte oficial hasta anoche informa que las personas fallecidas eran internos que participaron en el disturbio y al menos dos de ellos fueron abatidos por la autoridad cuando se rescató a los celadores.
“Se inició el diálogo para rescatar a los custodios, pero no fue fructífero. Se dio un plazo hasta las 2:00 de la tarde para que las cosas se tranquilizaran. No se logró, por lo cual ingresó Fuerza Civil inicialmente con armas no letales para poner orden”, informó Aldo Fasci, vocero de Seguridad del Gobierno estatal.
Mientras dentro del penal la revuelta seguía, afuera de las instalaciones los familiares de reos también desataron protestas. Incluso el Procurador Bernardo González fue increpado por parientes de reclusos enardecidos.
“Después de haberse privado de la vida a algunos de los internos, y de haber secuestrado y puesto en riesgo la vida de custodios, se hizo uso de la fuerza letal. Los estaban golpeando arteramente y los iban a lanzar desde la azotea. Ya no hay marcha atrás en esto. En la medida que suba el volumen de la violencia, pues, tenemos que subir el rango del orden y cómo ponerlo”, informó Fasci.
El funcionario estatal sentenció que las acciones tomadas por el Estado son un mensaje para los internos.
“Claro que tenemos que dar un mensaje y ponerle pantalones a esto”, sostuvo Fasci.
En la trifulca también resultaron heridos ocho internos.