La idea de vivir en la Luna siempre estuvo presente en los científicos, sin embargo, estudios recientes declararon que podría ser también un riesgo para la raza humana.

La permanencia en la Luna sería inseparable del suelo lunar, o, más precisamente, del polvo lunar. Un estudio reciente sugiere que las pequeñas partículas del polvo del satélite terrestre son capaces de afectar gravemente a la salud de los humanos a largo plazo, incluidos los posibles cambios genéticos, destacan.

Investigaciones previas han demostrado que aspirar cenizas volcánicas, polvo de tormentas o de minas de carbón, puede causar bronquitis, sibilancias, irritación ocular y cicatrización del tejido pulmonar.