Ayuda humanitaria insuficiente, mala coordinación entre órganos estatales, actuación tardía, uso discrecional de los recursos y oportunismo político de funcionarios al entregar víveres, éstas fueron algunas de las observaciones que realizó un grupo de organizaciones de la sociedad civil durante una visita en la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, devastada por el terremoto del pasado 7 de septiembre.
La misión concluyó que el gobierno aportó una “respuesta inadecuada” en la zona y le pidió iniciar las labores de reconstrucción “en calidad de urgencia”, colocando a los habitantes de las comunidades afectadas “en el centro de los esfuerzos de atención”.
El grupo de organizaciones –Oxfam México, el Centro de Derechos Humanos Tepeyac del Istmo de Tehuantepec, o PODER, entre otras– detectó que, en contraste a la falta de coordinación interinstitucional en las zonas de desastre, “existe una amplia presencia militar y de la policía federal en las diferentes comunidades visitadas”.
“Precandidatos y funcionarios públicos como Benjamín Robles Montoya, senador del Partido del Trabajo, y Samuel Gurrión Matías, diputado Local del Partido Revolucionario Institucional, han caído en el oportunismo al condicionar la ayuda humanitaria entregándola únicamente a las personas cercanas al gobierno y los partidos políticos, algunos incluso reetiquetan y recanalizan los víveres que llegan a la zona”, deploró la misión.
La misión de observación también subrayó que algunas empresas que generaron conflictos en la región por el desarrollo de megaproyectos, juegan un “papel protagónico” en la respuesta humanitaria, sin certeza de que tengan “las capacidades y el conocimiento para realizar las labores de respuesta bajo los más altos estándares del derecho internacional humanitario”.
La Asociación Mexicana de Energía Eólica (Amdee), el grupo de cabildeo de las empresas eólicas que operan en el país –y particularmente en la región del Istmo–, participó en la remoción de escombros, así como en el acopio y la entrega de despensas.
Como lo reportó Apro, en la maquinaria de las empresas que participaron en las labores de limpieza fueron colocadas cartulinas con colores fosforescentes y la leyenda “Eólica del Sur”, el nombre de un megaproyecto eólico de Juchitán, diseñado para alimentar de energía a Femsa, la principal embotelladora de Coca Cola mexicana.
“Esta situación de crisis se suma a las condiciones preexistentes de exclusión, desigualdad y pobreza en las que se encontraban muchas personas y comunidades de la región visitada”, subrayó la misión, al insistir en que las personas afectadas “son titulares de derechos, no objetos de ayuda”.